lunes, 23 de abril de 2012

Semáforo


El hombre se enfrenta al semáforo. Recurre a un conjunto de códigos cromáticos y lo amenaza. Cavila su disposición, su actitud lenta y despreocupada, fría. Se frustra en su propio tiempo viendo inconveniente una discusión, y la violencia... Lo mira decidido y cruza, frente a un rojo que amenaza con auxiliarlo.

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Todo se resumirá a estar parado, contra la hora, esperando a que el semáforo cambie de color, y una pista desértica que le cuestiona su existencia y le pretende quitar valor a sus colores. Convención, señores, pero tal vez algo más. Uno nunca sabe... Suele suceder que el tríclope (de tres ojos) parece inofensivo y bajamos la guardia. Pero es pura imprudencia, son más listos que tú, y hacerles caso podría costarte la vida (o no)... en serio.

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