jueves, 15 de septiembre de 2011

Hombre crecido

Así le hablaba a su padre cuando crecía demasiado y se llevaba las manos al cuello de la camisa, acomodándola, y también la corbata. Así le hablaba, como quien le habla a un extranjero, vocalizando cada palabra, cada sílaba, cada sonido, así, como con respeto, pero con alevosía. Se llevaba las manos a los bolsillos del saco y suspiraba aliviado, triunfante, aunque había perdido el juicio.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Hay que unir puntos


Hay que unir puntos, como en los formularios, en los que erróneamente se escriben los nombres. Unir puntos como si niños, esperando alumbrar una forma harto conocida, pero sin ello. A saber, con instinto creador, que los hay pocos.
O que los puntos me unan a mí, o a nosotros, resignarnos a ese hastiado destino; permitir que se vuelvan en Dios y nos tachen con un lapicero o con una rama sobre arena húmeda, como si fuéramos puntos, o no.
Hay que unir puntos con las estrellas, con las aristas, con elefantes vistos desde lejos, o en campeonatos. Volvernos dioses y asir el fin con un punto.