sábado, 28 de enero de 2012

Claustrofobia

Estar aquí, encerrado, en una máquina del tiempo, en una nube, oscura, viajera, nube. Como en un viaje, viendo a la gente pasar, saludarse y pasar de un lado a otro, y al otro lado, morir. Mirando siempre el reloj de muñeca, paranoico, calculando si el tiempo será suficiente o si en algún momento nuestra nube se precipitará.

jueves, 19 de enero de 2012

Primavera: Solo un golpe

Solo basta un golpe para incitar a las masas. Basta con golpear a su puerta con un tono fúnebre y presentarse con tarjetas policiales, de esas que atormentan a cualquiera. Basta con vestirse de negro o de azul, y mirar neutro, incrédulo, como sin alma, como queriendo provocar miedo o paranoia y cumplir el plan especial de desconexión de los brazos: atarle a uno las manos o esposarlo, y encerrarlo simplemente por dar la contra. Solo basta un golpe, solo uno. Esté atento.

jueves, 12 de enero de 2012

Tiempos nuevos

Los jóvenes ya no usan más pantallas, sino radios, el correo ha vuelto a enviarse por ultramar, y vaya a ver que el viejo de la esquina ha comenzado a aborrecer sus tipos de metal. Teléfonos, cartas, faxes... y máquinas de escribir se venden como pan caliente. La vida se camina, y las gentes se reúnen por las tardes a charlar.

lunes, 9 de enero de 2012

Leo algo

Leo algo, paso las páginas sin cuidado, porque la batalla es dura, tensa, emocionante, y pago en mis ojos el ardor de la Guerra, la pólvora levantada hacia mi rostro y los de mis caramaradas. Leo algo, paso las páginas con cuidado, porque el estruendo de las bombas y disparos nos dificulta el diálogo, incluso por código Morse, no vaya a ser que se pierda una sola palabra de algún mensaje secreto, y me cueste la vida.