miércoles, 19 de diciembre de 2012

Vigilia del Fin del mundo

Foto: YunPhoto
El anciano asoma la vista por sobre el periódico, observa el reloj de pared con cierta nostalgia y sonríe, burlándose del continuo tictac. El muchacho recibe una llamada, contesta y ríe por cualquier tontería. Lanza un vistazo al reloj, escéptico, y lo olvida pronto. El niño juega, sus ojos se elevan de pronto y se mantienen pegados a los segundos, abraza sus juguetes y corre en busca de su madre. Sobre la alfombra, la mascota duerme.

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Como siempre, aquel sentido extraño que se les atribuye a los animales, ése que les dice que algo está por suceder, esa facultad nohumana será ignorada y se le dará preferencia al amarillismo televisivo, aliado eterno de la dictadura del reloj, que se mofa del mundo.