viernes, 28 de octubre de 2011

Rutina II

Necesito... Necesitar se ha vuelto una costumbre, una necesidad. "Necesito esto, necesito aquello. Necesito un nombre, un apellido, una esposa y... ¡ah!, y también una casa, grande, con vista hacia el mar" y que la maldita arena se filtre por la puerta de entrada para echarla de vuelta. Necesito algo que hacer.

martes, 25 de octubre de 2011

Nada contra uno mismo: Cortando la realidad con un bisturí.

Vivimos en una ficción, no importa lo que pase. Que nos contemos cuentos no soluciona nada, solo amplía las heridas, les dibuja una sonrisa con un bisturí, pero no hay problema, ninguno.Vivimos en una ficción y no lo sabemos, o quizá lo sabemos, pero todo es mentira.

viernes, 21 de octubre de 2011

El grito

 Grita. Que se te escuche hasta la China, muy fuerte. Que tu voz atraviese la tierra y descienda al infierno. Que se hunda hasta el centro y se cargue de fuego. Que continúe hundiéndose y el cielo y la tierra cambiarán de lugar. Grita. Que tu voz sea un ángel caído, o un demonio salido de la tierra, en la China, o tal vez aquí mismo.

martes, 11 de octubre de 2011

Rutina

Teclea. "Sus ojos insomnes y a la vez eternos". Un ataque inútil. Literatura impertinente. "Busco una voz...". El flujo de realidad se detiene. El hombre fue engañado por sus manos o por su máquina de escribir. "Busco una voz..." y nada más. El engaño se prolonga , se convierte en martirio. ¿Una voz que se busque entre una multitud o una voz remota? La voz no llega, ni a sus oídos ni a sus manos ni al papel ni a la máquina. Teclea. No. No teclea. Retira el papel. Más basura.

jueves, 6 de octubre de 2011

De amor y grabadoras

 Ellos se querían, es cierto. Él le decía "te amo" y ella repetía, como una grabadora, y viceversa, como dos grabadoras. "Te amo te amo te amo te amo te amo te amo", hasta que se acabó la cinta.

martes, 4 de octubre de 2011

Conversación

Al viejo le dolía la espalda, le temblaban las manos y las piernas, excepto el bastón. Cojeaba —el viejo, no el bastón— y daba un paso con fuerza, recordándole a la tierra que aún estaba vivo; ésta le respondía recordándole el dolor en los huesos, allí donde reside el alma. Así conversaban todas las tardes, cuando salía a andar.