viernes, 17 de agosto de 2012

Fúnebre

Cementerio de autos
Inocencia, revuelve el aspecto fúnebre del carruaje y el pésame con las sobras inconsistentes de la memoria recién caduca. Imagina la melodía, el suave devenir del cielo en prensa de chatarra, el sonido de los autos reciclados al morir, al ser reducidos a su forma más llana y alienada. El sonido, aquel "¡Crunch!" y su consecuencia póstuma, la liberación de las tuercas, tornillos y más. Revuelve. Revuelve su aspecto y su condición de malagüero, su color fúnebre, sus piezas frías y demás                     con el cadáver.

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La vida se termina. Nacemos con la muerte como destino, pero felizmente no tenemos fecha de caducidad. No somos como los autos y demás productos cuyas vidas útiles están previamente limitadas, al igual que sus funciones. Somos distintos, somos capaces de descubrir siempre cosas nuevas en nosotros a pesar de tener en común el ser humanos.

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