sábado, 7 de julio de 2012

Lapicero

Tengo un lapicero inútil y mi nombre es Falso. Recuerdo cada palabra que lo construye y cada tiempo que lo atesora. Recuerdo cada vaivén irrealizado por las apresuradas curvas de sus palabras. Y lo incontable, la agilidad graciosa con que su punta fina gira sobre papeles blancos para escribir un nombre... que no es el mío.

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Suele pasar, suele pasar. No te das cuenta, pero te pasa, y la falsedad se te sube al rostro y delata tu incierta existencia, y ríes como loco y caes al suelo y te retuerces por el dolor en el vientre. Claro, como siempre, diciendo ininteligibles.

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