Grita. Que se te escuche hasta la China, muy fuerte. Que tu voz atraviese la tierra y descienda al infierno. Que se hunda hasta el centro y se cargue de fuego. Que continúe hundiéndose y el cielo y la tierra cambiarán de lugar. Grita. Que tu voz sea un ángel caído, o un demonio salido de la tierra, en la China, o tal vez aquí mismo.
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