Caminos vacíos ambientan su paso,
cálidos vestigios resguardan su vuelta;
cálidos vestigios, chimenea ardiente,
vida incinerada...
Porta un antifaz azul entre sus manos
y un báculo antiguo lo mantiene a senda:
cálidos vestigios de un mísero ausente,
hambre controlada...
Sus ojos tan pálidos brumados se internan
tras su cabellera larga y descuidada:
cálidos incisos de una noche imberbe,
furia inanimada...
Se lleva un bocado de memorias tersas,
cálidos vestigios de una vida hastiada,
sin sabor alguno; suerte de un ausente,
resignado al alba.
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De febrero
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